Francisco Santos: Yo escojo qué quiero leer y a quién le creo
La inteligencia artificial va a crear contenido cada vez más cercano a la necesidad o inquietud inmediata del lector.
Por Francisco Santos
La salida del presidente de CNN, Chris Licht, tan solo un año después de ser nombrado es apenas un síntoma de una enfermedad que crece todos los días, que acaba con medios a lo largo y ancho del mundo y que facilita la polarización a través de las redes sociales, que se convierten en el mecanismo a través del cual las personas se están informando. Cerca del 80 por ciento de los ciudadanos de Estados Unidos obtiene sus noticias por estos medios.
Recuerdo, hace muy poco cuando CNN era una fuente vital de la información y nos mostraba en directo toda la crisis con la muerte de Lady Di o los primeros ataques a Irak luego de que ellos invadieran Kuwait. CNN fue sin duda referente en información, en equilibrio, en tecnología; acercó el mundo a los hogares en sitios distantes del planeta.
Hoy la viabilidad del mismo CNN está en cuestión, perdió su equilibrio durante la administración Trump, que sacó a flote lo peor de los medios. De tener 1.7 millones de televidentes habituales hoy son cerca de 550 mil. Su universo cambió, está desapareciendo con el streaming y las redes sociales y ya no es para nada indispensable si se quiere estar informado.
El New York Times (NYT), ícono de los medios escritos, se dedicó al nicho de izquierda liberal y así ha sobrevivido; ya no es referente de periodismo serio para quien no sigue esa tendencia ideológica, pero su nicho es muy fuerte, muy rico y pagan la suscripción digital, lo que les ha permitido crecer y ser rentables. La salida de sus editores de opinión por ser demasiados conservadores, una de ellas gay, lo dice todo de un diario que fue ejemplo y ahora sigue una agenda política y social muy clara.
El Washington Post (WP) después del boom de Trump no logró mantener 500 mil suscriptores digitales -tenía 3 millones- y hoy está en medio de una crisis de identidad y de resultados económicos. El Wall Street Journal (WSJ), de nicho conservador pero con mayor imparcialidad en el desarrollo de las noticias, tiene 3.5 millones de suscriptores y dejó 600 millones de dólares el año pasado, mientras el Post, nada, y el otro gigante, el Financial Times sobrevive con más de 1 millón de suscriptores.
El resto de medios en el mundo apenas sobrevive. En América Latina casi ningún diario es rentable y el caso de Colombia es un indicador. El Tiempo y Semana no sobrevivirían si no estuvieran en manos de banqueros poderosos o El Colombiano de industriales de Medellín. Si le sumamos la persecución de los dictadores que acabaron con los medios o la hostilidad de los populistas de izquierda y derecha en contra de la libertad de expresión y de información pues el panorama es aún peor. Y eso que la inteligencia artificial y su efecto apenas comienza.
Hoy los medios tienen dos maneras de financiarse o con suscripción o con clicks que les dan la pauta programática. Cada vez que un usuario le da un click el medio recibe un recurso, pues es utilizado por google, por Facebook y por otras redes sociales para impulsar y cobrar su pauta. Con la llegada de la inteligencia artificial ya nadie va a ir a los medios. Los buscadores con IA, el chatGPT pero más sofisticado, le darán a la persona que busca todo la información necesaria sin enviarla a un medio.
Así que vamos a tener un mundo cada vez más segmentado, unos medios donde pocos intervienen en la creación de noticias pues la IA va a hacer gran parte del trabajo y la edición de texto o de vídeo que hoy hacen seres humanos. Quizás esa sea la salvación, medios casi que totalmente automatizados con unos pocos creadores y curadores de contenido que están muy sintonizados con su público.
Es muy probable que los pocos medios que sobrevivan sean de nicho, como hoy lo son el NYT o el WSJ. La calidad de su contenido y la credibilidad de su historia les dan para seguir haciendo lo que hoy hacen. Pero la mayoría de medios y la necesidad de información del individuo van a estar más cercanas a quienes la producen y a lo que le interesa al usuario. Ya está sucediendo. Los newsletters y las aplicaciones como Substack, con portales, columnas o contenido de una persona o pequeño grupo de personas a las que el usuario se suscribe por un bajo precio, ya son el nuevo camino.
Sí, yo todavía leo el NYT, el WSJ o el FT, pero me interesa más lo que dice el Free Press de Bari Weis en Substack, el News Items de John Ellis o el Sinoicism de Bill Bishop sobre China. Yo escojo que quiero leer y a quien le creo. Ya no es solo la credibilidad del medio es la de la persona, su conocimiento, su experiencia y sus posturas.
La edad promedio del lector del NYT es de 42 años, del WSJ es 47 y del Post es 47.6 años. No recogen a los jóvenes y envejecen como la sociedad. Nadie hasta ahora se ha inventado el medio que recoja las inquietudes de los jóvenes y los mantenga enganchados por más de unos pocos minutos. Vice, el medio digital que prometía hacerlo, está quebrado, y aunque aún hoy no hay nada a la vista, ciertamente la inteligencia artificial va a crear contenido cada vez más cercano a la necesidad o inquietud inmediata del lector. Sin duda, el que primero logre adaptar y desplegar esa nueva tecnología va a mostrar el nuevo camino.
Lo acepto, soy un dinosaurio. Mi apetito por la información general, por el escritor distinto y por llenar mi cerebro de información útil e inútil que aparece en los medios de hoy ya comienza a ser algo del pasado, algo exótico. Es decir, el meteorito ya cayó. Amén.